Pablo Astudillo, académico del Departamento de Política Educativa, es el autor del capítulo “¿Hacia una nueva narrativa sexual en el clero?” en el libro “Vergüenza, abusos en la Iglesia Católica” que Ediciones Universidad Alberto Hurtado publicó recientemente. Editado por Carolina del Río, el libro presenta la reflexión de numerosos especialistas en campos tan diversos como la teología, la psiquiatría, la psicología, la historia, el derecho y la educación.
El capítulo de Astudillo se encuentra en la segunda parte de la publicación: “Abuso ¿de qué hablamos?”, y propone un ángulo distinto al que tradicionalmente se ha enfocado la respuesta frente al abuso, proponiendo un elemento adicional a la prevención y aplicación de justicia mediante sanciones canónicas y civiles. Su reflexión más bien se enfoca en cómo el clero organiza activamente su sexualidad, ya que a juicio de Astudillo es “falso que aquella se suspenda con la aceptación del celibato”.
La sexualidad -plantea- se construye activamente a partir de “los innumerables encuentros que tenemos a lo largo de la vida, la exposición a reglas culturales, y sobre todo, la manera en cómo somos leídos en tanto seres sexuales”. En este sentido, Astudillo señala que la sexualidad del clero no integra una mirada distinta a la de la propia institución, algo que llama ensimismamiento, y que explica el por qué dentro de los seminarios circulan contenidos, historias y sobrenombres sexualizados que desde fuera no son conocidos y que son interpretados como signos de hipocresía de una institución que quiere regular la sexualidad laica.
Pablo Astudillo postula que “la cuestión del abuso no se detendrá si, además de la prevención y la sanción, no se incorpora una comprensión corresponsable de la sexualidad”. Ello implica que el clero construya su narrativa incorporando la mirada y las vivencias de los laicos y que asuma que la democratización de la cultura y las normas de la sexualidad hacen inviable un discurso sobre la sexualidad que no incorpore todas las voces: la de las mujeres, la de los homosexuales, la de las parejas heterosexuales y la de cualquier persona que vive en una sociedad donde constantemente se debe dar cuenta de la propia coherencia sexual.
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