La formación inicial docente que imparte la Facultad de Educación en sus siete programas de pregrado, además de alinearse con el logro de los estándares que el país define para la formación de sus docentes en las diversas áreas y niveles, tiene como sello distintivo los siguientes tres aspectos:
Amplia formación humana y social
Entendemos que un docente es un profesional que se sitúa en una sociedad y cultura concreta, y desde allí ejerce su labor. Por ello, junto a la formación en temas específicos del ámbito pedagógico, debe desarrollar también una capacidad de comprender el mundo en el que vive y en particular, los problemas que enfrentan los grupos más vulnerables. De allí que se incluyan cursos de formación general, que enfatizan las áreas de humanidades, junto con los de inglés, que permitirá a nuestros futuros docentes comprender a nivel básico textos escritos de sus respectivas áreas.
Formación en directo contacto con la realidad escolar
Los estudiantes se forman mediante un permanente diálogo, contacto y trabajo en y con la escuela. Reflexionan y aprenden desde lo que se vive en ésta. Por ello, todas las carreras proponen estrategias para una inserción temprana en la escuela y destinan un porcentaje importante de su tiempo a las Experiencias Laborales, las Prácticas Profesionales y los Talleres de Reflexión, de manera que se entienda que los estudiantes no “practican” en la escuela, sino colaboran y aprenden en ella, insertándose en una dinámica laboral.
Desarrollo de la reflexión y capacidad de Investigación
La trayectoria de investigación desarrollada por CIDE, con más de 50 años aportando a construir conocimiento e innovar en la labor de las escuelas, permite a los estudiantes acceder a información actualizada, participar en proyectos de trabajo conjunto y formar sus habilidades investigativas que les permita no sólo comprender los problemas y desafíos de la educación chilena, sino también contribuir desde su posición al desarrollo de escuelas más justas e inclusivas.