La educación vista como un gran negocio a nivel mundial y los efectos sociales que ha tenido la privatización como resultado del modelo neoliberal, fueron algunos de los fenómenos que abordó el pasado 28 de octubre el sociólogo inglés Stephen Ball, en la conferencia Educación Pública y Privada: ¿Cuál es el giro del negocio?, evento organizado por el Doctorado en Educación de la Universidad Alberto Hurtado en conjunto con la Universidad Diego Portales.
María Teresa Rojas, Secretaria Académica del programa de doctorado dio la bienvenida al sociólogo y entregó un contexto sobre el escenario educativo nacional. Rojas planteó si la recientemente aprobada Ley de Inclusión y el proyecto de ley sobre educación pública -próximo a presentarse- son dos medidas suficientes para que Chile sea más justo y más equitativo. “¿Es posible si al mismo tiempo existe un sistema competitivo donde las escuelas deben competir por la subvención que reciben?”, preguntó.
Luego de la introducción, Ball presentó un análisis de sus últimas investigaciones en el “edubusiness” en que no se privatiza solamente la oferta educativa, sino que la misma producción de la política pública. A su juicio, es necesario entender la privatización dentro de una lógica neoliberal que no solo afecta a la política, sino al rol que cumple el Estado y el modo en que se comporta el ciudadano. En este contexto, “el Estado se aleja en la entrega de servicios y los subcontrata con privados. Mientras el primero está interesado en rendimientos y estándares, el privado se focaliza en generar ganancias. La contradicción surge porque mientras el privado quiere bajar costos y contrata a profesionales menos calificados, el Estado necesita desempeño de calidad”, explicó.
El sociólogo inglés, con más de 30 años de trayectoria y reconocido a nivel mundial por sus estudios y libros en esta materia, explicó las diversas formas de privatización y cómo ellas afectan en el ámbito de la educación. Una de ellas es la actuación de los servicios públicos como si fueran negocios del sector privado con exigencias de competitividad y mirada en las utilidades. Otra tendencia es la privatización exógena en la que el trabajo administrativo de las escuelas es realizado por el sector privado. En esta misma línea se encuentran las llamadas “charter school” o escuelas libres cuyos propietarios son diversos grupos. “Un 27% de escuelas on line en Estados Unidos son propiedad de compañías con fines de lucro. En Suecia un 20% de las escuelas libres son financiadas por el Estado pero administradas por proveedores privados para lograr utilidades”, señaló.
Ball destacó el caso de Pearson, la empresa en educación más grande del mundo que ofrece servicios curriculares, administrativos y pedagógicos, entre otros y que gracias a sus servicios maneja millones de dólares en el negocio de fabricar pruebas estandarizadas en países como Inglaterra y Estados Unidos. “Ellos buscan reposicionarse como un actor de políticas en educación, que ayudan al debate de ellas e influyen en los cambios de éstas. Y luego venden al gobierno los servicios que requieren dichas políticas, por ejemplo el análisis de datos”, argumentó. “La privatización es nociva porque aumenta la segregación social, debilita la democracia y despolitiza a los padres, pues en vez de actores que participan en sus comunidades pasan a ser consumidores del mercado educativo”, explicó.
El encuentro finalizó con algunas reflexiones del académico, en respuesta a las inquietudes de los asistentes, e hizo un llamado a no perder el sentido de la educación como una práctica social y política y a recuperar espacios de debate democrático sobre la educación.