- El académico presentó en seminario «Derribando neuromitos: respuestas desde la pedagogía » organizado por el Departamento de Pedagogía Inicial y Básica.
¿Cuál es el impacto de las creencias pseudocientíficas en educación? ¿Cómo influyen en el tipo de enseñanza impartida en el aula? Y ¿cuál es la importancia que se le otorga a la neurociencia en la oferta de capacitación a las escuelas? Estas y otras reflexiones son las que analizó el académico Paulo Barraza, investigador de CIAE de la Universidad de Chile y quien fue uno de los expositores en el Seminario “Derribando neuromitos: respuestas desde la pedagogía” que organizó el Departamento de Pedagogía Inicial y Básica el pasado 24 de octubre. El evento, que estuvo dirigido a docentes, estudiantes e investigadores en educación, fue inaugurado por Pedro Milos, vicerrector académico y contó además con la exposición de Tatiana Cisternas, directora de la carrera de Educación Diferencial.
Barraza reflexionó de manera crítica sobre el aporte de las neurociencias en educación, argumentando que existe una oferta diversa de cursos que propagan los neuromitos, desprestigian el quehacer científico y de paso desinforman a los profesores. De acuerdo a la OECD, un neuromito es una interpretación errónea generado por un mal entendimiento, mala lectura o mala cita de hechos científicamente establecidos. Entre las creencias más comunes, el académico señaló las inteligencias múltiples, gimnasia cerebral y las diferencias hemisféricas, entre otras. Sin embargo, la que prevalece en los docentes chilenos es la que señala que “los estudiantes aprenden mejor cuando reciben información en su estilo de aprendizaje preferido”, sostuvo. Una creencia que desde hace más de cinco décadas no tiene soporte empírico y que no tiene ningún efecto sobre el aprendizaje de los estudiantes, explicó.
En tanto, Tatiana Cisternas académica de la Facultad de Educación expuso sobre el “Desafío de construir espacios educativos inclusivos: Buscando respuestas más allá del cerebro y más cerca de la pedagogía”. Cisternas señaló que, de acuerdo a diversos autores, los procesos neurológicos son importantes pero nunca suficientes para comprender el aprendizaje y orientar la enseñanza, y por ello no es necesario entender el funcionamiento del cerebro para realizar una buena clase. A juicio de Cisternas y más allá de este fenómeno, las pedagogías que han tenido éxito han sido las diversificadas y adaptadas a los individuos para quienes han sido propuestas (Merieu). Ejemplo de ello es el trabajo colaborativo en grupos heterogéneos, el error como expresión de saberes y la retroalimentación, y la resolución de problemas como base de la enseñanza, comentó la académica.