- Gratuidad y arancel diferenciado son las principales preferencias.
- Baja la expectativa de ingresar a la educación superior.
- Una percepción creciente sobre la baja calidad del sistema, pero por sobre todo de la inequidad tienen padres, estudiantes y profesores.
- Más de la mitad cree que el financiamiento compartido genera desigualdades.
- Baja la expectativa de ingresar a la educación superior.
Un desacuerdo mayoritario sobre el actual sistema de financiamiento de la educación superior y la percepción de un sistema educacional injusto arrojó la Novena encuesta a Actores del Sistema Educativo aplicada por el Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación de la Universidad Alberto Hurtado.
La medición constató que solo un 4,7 % de los apoderados y un 7,5% de los estudiantes secundarios están de acuerdo con un sistema de financiamiento como el actual, basado en becas y créditos. La modalidad que aglutina mayores preferencias es la gratuidad, con un 46,3 % de apoderados y un 44,3 % de estudiantes, y luego el arancel diferenciado de acuerdo al ingreso de las familias con un 33.1% de los padres y un 31.9 % de los estudiantes.
La Encuesta del CIDE, cuya primera versión se realizó en 2000, es una medición diseñada para constatar la evolución de las percepciones y expectativas de profesores, alumnos, padres, apoderados y directores de establecimientos en torno a diferentes aspectos de la realidad del sistema educacional, tales como: calidad y equidad, lucro, acceso a la educación superior, profesión docente e institucionalidad, entre otros. La medición fue aplicada a una muestra de 5.370 estudiantes de 4 medio y 7 básico, 3.035 apoderados, 822 profesores y 190 directores, de establecimientos educacionales en grandes ciudades urbanas.
Ingreso a la educación superior: bajan expectativas Las expectativas de ingreso a la educación superior experimentaron una disminución desde la encuesta 2010. Los estudiantes la disminuyeron de un 79 a un 66.2 %, la más baja cifra desde que se inició la encuesta. Los profesores, que desde 2000 hasta el año pasado habían casi doblado la expectativa de que sus alumnos ingresaran a la educación superior desde 2000, la bajaron de un 66 a un 61,6 %. En los padres se mantiene alta, en 85,1%.
Esta baja de expectativas se produjo en profesores de todas las dependencias. En cuanto a la universidad, los profesores de colegios particulares pagados piensan en un 60 % que sus estudiantes accederán a esta, expectativa que baja a un 26 % en colegios particular subvencionados y a un 8,5% en los profesores de colegios municipales. En este último sistema prima la expectativa de que los jóvenes alcancen estudios técnicos, aunque esta bajó desde un 46,5% en 2010 a un 36,6%.
El académico de la Facultad de Educación de la Universidad Alberto Hurtado e investigador del CIDE Juan Eduardo García Huidobro señaló que esta baja puede deberse a que la discusión que se ha dado en estos últimos dos años ha permitido una mayor conciencia de las consecuencias que pueden la acarrear los créditos. Eso conduce a una mayor reticencia a endeudarse, sobre todo porque a la luz de los casos que han aparecido donde se pone en duda la calidad de la educación, la ganancia no está asegurada, “Probablemente no es que no puedan ingresar, sino que no quieren”.
Calidad y equidad de la educación
Uno de los temas que ha tenido un seguimiento a través del tiempo es la medición sobre la calidad de la educación, cuya percepción positiva ha ido disminuyendo progresivamente: En 2000, un 35,9% de los estudiantes la consideraban buena o muy buena, en tanto hoy solo el 14,7% tiene la dicha opinión.
La misma baja se constata en los apoderados, (de un 31.9% a un 20%), en profesores (de 38.3% a 16,1%) y de directores de establecimientos (desde un 31,6 a un 19,3%). Pero más aguda que la crítica a la calidad es la que se hace a la equidad del sistema: Consideran que la equidad en el sistema es buena o muy buena: un 11,1 % de los padres, un 8.1% de los estudiantes, un 4.5% de los profesores y un 8.8% de los directores.
Movimiento estudiantil: pocos avances y necesidad de movilizarse
Los jóvenes de cuarto medio fueron consultados sobre la percepción de los logros obtenidos por el movimiento estudiantil y la proyección de movilizaciones para 2013. Solo un 25% considera que se ha avanzado o corregido gran parte de los problemas de la educación superior que originaron las movilizaciones, un 16% que se ha avanzado en los problemas del sistema escolar, un 57% considera que se requieren más movilizaciones para provocar cambios reales en la educación superior, y un 50.2 % muestra desesperanza sobre los cambios debido a la existencia de gran cantidad de intereses económicos en juego.
Justicia y acceso al sistema de educación superior: rechazo a la segmentación. Padres más críticos que los estudiantes.
Se preguntó a los encuestados sus opiniones sobre el sistema de educación superior. La percepción general es que se trata de un sistema injusto.
Ante la afirmación: El sistema de educación superior es injusto porque solo un porcentaje menor de los jóvenes de bajos ingresos pueden seguir estudiando después de 4to medio, un 79% de los estudiantes y –más críticos aún- un 83 % de los apoderados se inclinó por las opciones de acuerdo y muy de acuerdo.
Ante la afirmación: El sistema de educación superior es injusto porque los jóvenes de bajos ingresos solo pueden ingresar a universidades de baja calidad, un 45% de los estudiantes y –nuevamente más críticos- un 56% de los padres, escogieron las alternativas de acuerdo y muy de acuerdo.
Además, un 77,6 % de los estudiantes de 4to medio considera que el sistema de educación superior es igual o más segmentado que el sistema escolar.
El concepto de justicia también se midió en otros aspectos relacionados con el acceso a la educación superior. En una escala de 1 a 5 donde 1 es muy injusto y 5 muy justo, un 52.4% se ubica en los dos niveles superiores de injusticia; un 48,3% se encuentra en el mismo rango en su opinión sobre la injusticia de la PSU como herramienta para el ingreso a la educación superior.
Solo un 20,6% de los estudiantes considera muy probable poder financiar su educación superior sin un crédito o beca, percepción que existente incluso en los jóvenes de colegios particulares pagados –quienes tienen menores posibilidades de acceso a estas- donde la cifra es de un 37.8 %.
Ante la afirmación: Un problema importante de la educación superior en Chile es que no existen controles del Estado a la calidad de la formación que entregan y a los aranceles que se cobran, existe el acuerdo en un 67% de los estudiantes y un 75% de los padres.
Institucionalidad educación escolar: desigualdad, más regulación, no al lucro
Directores y docentes se manifiestan en contra de que los establecimientos que reciben subvención del estado puedan lucrar: 77,2 y 87,6% respectivamente, cifra que se mantiene alta incluso en el sistema particular subvencionado.
Sobre el pago en la educación, un 64,4% de los estudiantes considera que la libertad para cobrar genera desigualdades en el país, siendo los jóvenes de colegios particulares pagados los más críticos con un 76.6%.
Profesores y directores también tienen una mirada negativa: la opinión referente a que el financiamiento compartido genera desigualdades sociales y educativas entre los establecimientos aumentó en el periodo 2010- 2012 de un 56,4 a un 61,3% en directores y de un 67,4 a un 70,3% en profesores. También aumentó la percepción sobre la necesidad de regular el financiamiento compartido para evitar la segmentación social: de un 72,9 pasó a un 85,1% en directores, de un 89,7 a un 90,1 % en profesores.
En el caso de la educación escolar, la mayoría de los actores aspiran a un sistema no municipal, sino dependiente del Ministerio de Educación.
En el caso de los apoderados la es de 56,1%, en los directores de un 75,9% y en los profesores de un 84,2%.
Simce: más transparencia e información
La prueba Simce es altamente valorada por los apoderados y criticada por profesores. Los primeros están de acuerdo en un 88,1% en que los resultados sean públicos y que se aumenten las materias y cursos en que se aplica en más de un 70%.
Por contrapartida, los profesores consideran en un 71,1% que se le otorga una importancia exagerada a esta medición, 58,6% que empobrece la educación porque genera una mecanización en el proceso de enseñanza – aprendizaje, y que solo en un 35,9% los padres utilizan la información para exigir o apoyar al establecimiento.
La investigadora del CIDE Marcela Román señaló que la buena disposición de los padres ante el SIMCE habla de la instalación de la competencia en el sistema escolar. Si a esto se agrega su inclinación a seleccionar a los estudiantes, se puede pensar en una distancia entre lo que ellos declaran sobre sus aspiraciones de equidad y lo que efectivamente están dispuestos a hacer.
Selección y expulsión de estudiantes
Otro aspecto medido en la encuesta son las prácticas de inclusión. Los padres son quienes están más a favor de seleccionar estudiantes para cautelar el nivel académico, con un 83.6 %, opinión que presentan un 67.4% de los docentes y un 54,2% de los directores de establecimientos.
En cuanto a la posibilidad de expulsar estudiantes, la razón que más escogen los profesores es la mala conducta con un 69.1%, y se manifiestan mayoritariamente en desacuerdo por marginar a los estudiantes debido a su rendimiento académico (76,3%)