La Educación Media Técnico Profesional (EMTP) representa una alternativa que vincula la educación escolar al mundo del trabajo, posibilitando que sus estudiantes adquieran las herramientas básicas para el inicio de su vida laboral. En la actualidad, concentra al 37% del total de la matrícula del segundo ciclo de la enseñanza media (3° y 4° medio), y se organiza en 34 especialidades y 17 menciones que reconoce el currículo nacional.
La actual oferta de la EMTP corresponde a un modelo destinado a proporcionar una formación teórica y práctica que debería permitir al estudiante el manejo de los aspectos más relevante de la especialidad elegida. Pero menos que una formación orientada exclusivamente hacia el ingreso temprano al mundo del trabajo, en su definición curricular se propicia el desarrollo de capacidades para que los estudiantes puedan elegir o combinar trayectorias de inserción laboral o continuidad de estudios a partir de la premisa de un modelo formativo que se despliega a lo largo de la vida.
Pese a su relevancia, desde distintos sectores de la sociedad existen críticas a esta alternativa educativa, cuestionando su pertinencia e incluso, abogando por su desaparición.
¿Cuáles son las principales críticas que se levantan respecto a la EMTP?:
(1) Débil vinculación de sus propuestas formativas con la demanda socio-productiva existente: De manera reiterada se señala que la mayoría de los establecimientos escolares que imparten formación técnica presentan debilidades para responder a los requerimientos del mundo productivo. Aunque en algunos casos se observan esfuerzos de articulación con empresas locales e intentos de formación en los lugares de trabajo a través de diversos modelos de alternancia (conocido como el sistema de educación dual), estos parecen ser aun limitados y reducidos a casos de mayor capacidad de gestión y trabajo en red. La ausencia de instituciones de mediación que posibiliten el nexo escuela-empresa, y el desinterés general de un gran segmento de las organizaciones productivas por incorporar practicantes en los lugares de trabajo, o favorecer instancias de cooperación productivas-educativas, son algunos de los factores que inciden en esta situación.
(2) Dificultad de adaptación a los cambios en las aspiraciones y trayectorias post egreso de los estudiantes de la EMTP. A diferencia de lo que ocurría hace algunas décadas, la EMTP dejó de ser una etapa terminal de estudios y una salida temprana al mundo del trabajo. Crecientemente más jóvenes egresados de estos centros continúan estudios superiores, principalmente en el sector de formación técnica de nivel superior. Estudios recientes señalan que las trayectorias educativo-laborales de estos son más complejas y, en muchos casos, el área de estudios elegida no tiene correspondencia con el área de formación recibida en la educación secundaria. Esto advierte acerca de la importancia de apoyar los procesos de decisiones vocacionales de los estudiantes que se verifica de manera temprana (al finalizar el 2° año de enseñanza media) y que muchas veces corresponde a una decisión de las familias o del establecimiento más que a un interés de los propios jóvenes.
(3) Falencias en proceso de implementación curricular. En estudios recientes se destacan las dificultades para el cumplimiento de las exigencias curriculares de este modelo de formación y la complejidad de enseñar y evaluar desde el enfoque de competencias que es propio de la EMTP. En muchos casos no existen condiciones adecuadas para la modalidad de enseñanza práctica y en un número importante de centros educacionales se reportan débiles soportes institucionales para el desarrollo eficiente de la formación, predominando una lógica fragmentada en el quehacer de los propios centros educativos
No cabe duda de que estos problemas son más que significativos y requerirían el desarrollo de políticas de apoyo a los centros educativos consistentes e integrales. De hecho, para muchos, esta evidencia los ha llevado a plantearse si la EMTP sigue siendo una alternativa válida en el nivel de la enseñanza media, más aún, considerando del proceso de masificación de la educación superior acaecido en el último tiempo.
Sin embargo, la vigencia de una propuesta educativa de la EMTP en el tiempo actual puede sustentarse en, a lo menos, tres argumentos centrales:
(a) La experiencia de los jóvenes egresados de la EMTP: pese a la expansión de la matrícula de nivel superior, cerca de un 40% de los egresados de este sistema formativo no continúa estudios al finalizar el 4° medio, por lo que la formación recibida es una herramienta fundamental para alcanzar una adecuada inserción laboral. Pero este argumento es también válido para un segmento importante de egresados de la Educación Media Humanista Científica (EMHC) que no continúan o no finalizan estudios postsecundarios. La necesidad de desarrollar una educación para el trabajo es un debate no resuelto en la discusión sobre nuestro sistema educativo y plantea el tipo de capacidades que es necesario desarrollar en las nuevas generaciones para hacer frente un mundo de cambios vertiginosos. Esto implica cuestionar un modelo predominantemente academicista y remirar cómo concebimos y qué exigimos al conjunto de la educación media y no solo a la EMTP como una alternativa de formación diferenciada.
(b) Importancia de la EMTP como factor de equilibrio: como se ha evidenciado en la investigación socioeducativa, desde hace varios años existe una saturación de algunas áreas y carreras de formación universitaria en desmedro de disciplinas del área técnica. Entre estas últimas, es posible encontrar un campo de crecimiento significativo, que puede ser potenciado a través de políticas de cooperación público-privado e iniciativas de orientación vocacionales de mayor consistencia en el período de formación escolar. La existencia de políticas fuertemente orientadas por estrategias de desarrollo socio-productivo permitiría privilegiar áreas de formación técnica donde todavía existen déficits, facilitando la transición de los jóvenes estudiantes hacia el mundo del trabajo, y limitando la proliferación de ofertas de educación superior en sectores donde no es evidente el crecimiento de la demanda laboral en el futuro inmediato. Una clave en esta dirección es favorecer vías formativas que articulen el paso de la enseñanza media técnico profesional al sistema de educación técnica superior orientadas por tales demandas socio-productivas como también, validar y reconocer la existencia de técnicos de nivel medio como parte de una fuerza de trabajo integrada y con alternativas de desarrollo profesional a lo largo de su vida laboral.
(c) Un tercer argumento remite al ámbito estricto de la educación y el desarrollo de la pedagogía y el aporte del modelo formativo de la EMTP en el trabajo con los jóvenes de la enseñanza media. En el grupo de estudiantes que pertenecen a familias de menores recursos de nuestro sistema escolar, la tasa de abandono es menor en la EMTP que en la EMHC y los reportes de estudios en el sector técnico-profesional evidencian la existencia de un buen clima de aula y satisfacción personal de los estudiantes con sus experiencias educativas. A diferencia de lo que ocurre en el sistema educativo humanista científico, la EMTP se organiza a través de una metodología de enseñanza práctica, donde el aprendizaje está íntimamente vinculado a un quehacer concreto y el desenvolvimiento en un ambiente de trabajo colaborativo con otros.
Esta característica del proceso formativo en la educación técnica tiene un potencial de enorme valor para repensar la enseñanza media en su conjunto; pone en evidencia el anquilosamiento de las prácticas tradicionales de enseñanza-aprendizaje predominantes en la EMHC y sugiere que seguir apostando por la EMTP no es una mala idea.
Leandro Sepúlveda V.
Director Departamento de Política Educativa y Desarrollo Escolar
Facultad de Educación
Universidad Alberto Hurtado