Esta iniciativa emerge durante el año 2022 cuando Carolina Gaete y Yanira Escalona, estudiantes de la carrera de Educación Parvularia, luego de cursar un Optativo de Formación Teológica en la universidad, se interesan por realizar una intervención que fuera un aporte a mujeres – madres privadas de libertad. Carolina nos comenta “El año pasado estuve en un curso de cárcel en el que se explicaba teóricamente como estaban las mujeres dentro del recinto penitenciario, desde los beneficios, visitas que podían tener y hasta que edad podían tener con ellas a sus hijos e hijas. Lo anterior fue una motivación para poder conocer esta realidad más de cerca y poder ser un aporte para que las madres de los párvulos pudieran tener más conocimientos e información respecto a cómo potenciar las habilidades motrices, cognitivas, creativas de los niños y las niñas”.
Desde su interés las estudiantes, comenta la académica de la carrera Piedad Cabrera-Murcia, “me contactan para que podamos en conjunto construir una propuesta de intervención en el espacio penitenciario. Este tipo de iniciativas me movilizan, pues considero clave construir estas alianzas y acompañar a las estudiantes en procesos que amplían su formación, así que nos entusiasmamos y conformamos este grupo de trabajo.
Con la experiencia de las estudiantes desde el curso realizado, que daba una primera aproximación a este espacio, trabajaron en conjunto planteando el fundamento de la propuesta y los talleres que implementarían. Con esta propuesta se contactaron con el Centro Ignaciano de nuestra universidad (CUI), buscando formar alianzas y acompañamiento en el proceso. La docente Piedad comenta que este trabajo articulado entre unidades ha sido fundamental para la implementación de este voluntariado realizado durante el mes de junio.
Yanira comenta que participar de esta experiencia le hizo pensar en todos aquellos pequeños cambios en los cuáles pueden aportar desde su proceso formativo. El recibimiento de las mujeres dentro de la cárcel fue muy grato, la disposición que tenían para realizar los talleres y la dedicación que le daban a cada elemento que construyeron. Todo lo anterior nos lleva a pensar en que se deben generar más instancias en las cuales podamos desde diversos puntos generar instancias que beneficien y promuevan el desarrollo integral de niños y niñas.
Carolina releva los aprendizajes de esta experiencia, desde el poder vivenciar cómo a partir de actividades diseñadas para potenciar la vinculación madre e hijo, estas tienen efecto. En sus palabras: A la hora de realizar los talleres de música, arte y literatura pude darme cuenta cómo cosas tan pequeñas como el realizar sonajeros con material reciclado, hacer música con el cuerpo y escribirles poemas o una carta a sus hijas/os, pueden ser grandes oportunidades para que potencien aun esa conexión y comunicación con sus hijos e hijas.
Para ambas el trabajo colaborativo fue clave para desarrollar esta propuesta de vinculación con el medio y sin duda con grandes aprendizajes para su formación como educadoras de párvulos, comenta la docente Piedad. Desde las voces de las estudiantes relevan este aprendizaje en equipo desarrollado, así como la potenciación de habilidades en conjunto. Para Yanira “el trabajo colaborativo y el compromiso que se dio por cada una de nosotras fue clave para la realización de estos talleres”. Mientras que Carolina refiere: me gustaría destacar el cómo me sentí en cada visita, esto debido a que era agradable y amigable realizar los talleres con la profesora Piedad y mi compañera Yanira, estábamos todas en una misma línea y nos apoyábamos mutuamente. Esta experiencia marca un antes y un después en cuanto a cómo quiero ser como Educadora, puesto que al conocer otra realidad dentro de la primera infancia me ayuda a comprender lo importante que es tener una variedad de experiencias para que la educación en primera infancia llegue a todos los niños y las niñas y, puedan participar de igual forma, desde su particularidad y singularidad.