Columna de opinión | Simce 2022: no basta tener conocimientos básicos para enseñar
Comienzan a surgir los primeros anuncios sobre este tema y, en la mayoría de ellos, se coincide en que es necesario tomar medidas. Se trata del SIMCE de la Pandemia, tal como lo mencionó el ministro de Educación. Por lo tanto, no deberíamos sorprendernos tanto con los resultados. Lo que vivimos durante 2020 y 2021 fue una etapa que necesariamente obstaculizó nuestro avance, lo que llevó a una reestructuración y, como sabemos, a la implementación de medidas urgentes para priorizar el currículo.
Además, investigaciones importantes anteriores a la pandemia ya habían demostrado que el sistema de evaluación SIMCE afecta la forma en que se concibe el aprendizaje de los programas de estudio, desafiando la necesidad de realizar cambios significativos en los entornos educativos, enfocados en el desarrollo de habilidades y competencias para la vida. Con dos años prácticamente sin posibilidades de llevar a cabo actividades dirigidas a estos objetivos, las expectativas se han visto disminuidas.
Sin embargo, podemos ver estos resultados como una oportunidad y centrarnos en el papel de la formación docente en matemáticas. Los profesores son quienes deben contar con herramientas sólidas que les permitan revertir la forma en que entendemos las demandas de la sociedad en función de las necesidades educativas de los ciudadanos del futuro en los próximos años.
Recordemos que en el año 2020 nos enfrentamos a la peor pandemia del siglo. Los equipos de salud de diferentes instituciones, como hospitales, clínicas y centros de atención primaria, se vieron desbordados. En particular, debemos reconocer la labor excepcional realizada por los profesionales de la salud, quienes trabajaron más allá de sus horarios habituales, experimentando fatiga y pagando un precio personal después de intensas jornadas laborales. Fue necesario contar con voluntarios, lo que llevó a que aquellos que aún se encontraban en etapas tempranas de su formación en medicina, enfermería y otras áreas de la salud fueran llamados a brindar apoyo en esta situación.
Si tomamos este ejemplo y lo aplicamos al desastroso resultado del SIMCE 2022, el más bajo desde que se comenzó a realizar oficialmente en 2012, tenemos una oportunidad. El Consejo para la Reactivación Educativa ha promovido, entre sus medidas, un Plan Nacional de Tutorías que convoca a personas que, bajo ciertas condiciones, deseen ser voluntarios y apoyar a los niños y niñas del país en sus procesos de aprendizaje escolar.
En este sentido, al igual que en el ámbito de la salud, el voluntariado en educación debería estar compuesto principalmente por profesores en formación inicial y preferiblemente de los últimos años de carrera, ya que deberían estar mejor preparados para enfrentar y enfocarse en una tarea que no es sencilla. A veces se ha pensado erróneamente que basta con tener conocimientos básicos para enseñar.
La oportunidad que tenemos radica en cómo el futuro cuerpo docente, que está a punto de obtener su título, se sienta éticamente comprometido para apoyar y cerrar la gran brecha socioeconómica y de género que nos muestra el SIMCE 2022. Con esta perspectiva, podrán reactivar aprendizajes incompletos o incluso inexistentes.
Este plan de voluntariado exige, en beneficio de nuestros niños y niñas, quienes representan el futuro de nuestro país, y para avanzar hacia un país desarrollado, que cada futuro profesor se sienta convocado no solo a cumplir una misión humanitaria y profesional, sino también a prepararse para asumir este desafío.
Puedes ver la columna publicada en The Clinic pinchando aquí.